Mis primeras acciones clandestinas consistieron en repartir un periodiquito comunista llamado “La Verdad”… Figúrese, yo en esas, yo que rezaba el rosario todos los días… Desde que me integré a él, para mi solo existió eso: el Partido comunista. Nada más… Veía pasar tanta hambre a mi familia que, yo lo necesitaba.
Hacía tiempo que me había convencido que en Colombia se necesitaba un cambio y de que ese cambio solo podía lograrse si se utilizaba la vía violenta. A las buenas, los conservadores o los liberales no iban a abandonar el poder. No van a abandonarlo. entonces comencé a insistir en que el partido me enviara a la guerrilla.
Como las FARC desconfiaban de los cuadros urbanos, solo pudo ingresar a sus filas en 1966, de donde fue expulsado bajo la acusación de ser "tira" y agente de la CIA.
Llegué a Bogotá. en 1968, agüanté mucha hambre. No tenía cinco centavos. Vivía Escondido.
Combatió luego con la guerrilla venezolana hasta su desaparición, y regresó a Colombia para fundar el M-19 en compañía de Jaime Bateman, su amigo desde las épocas de la JUCO y de las FARC y a quien hacia poco también habían expulsado de ese grupo guerrillero.
A Pablo lo conocí en 1959 durante una reunión nacional de la Juventud comunista. nos hicimos amigos. Nos volvimos como hermanos. Criticamos el burocratismo que había dentro del P.C. como éramos tan duros nos granjeamos cierto odio dentro del Partido.
Cuando iniciamos el M-19 no teniamos armas ni plata…Nos dedicamos a conseguirlas.
Después del robo de las armas del Cantón Norte el 1° de enero de 1979. Fue detenido en Cali y torturado en las célebres "cuevas del Sacromonte" en Bogotá, hasta el punto de que intentó suicidarse cortándose las venas.
Me corté las venas. Me las corté antes de que el hombre me volviera a amarrar para colgarme.
Seis meses más tarde, durante el Consejo de Guerra que se adelantaba en la cárcel de la Picota, consiguió fugarse disfrazado de mayor del Ejército y reasumió sus funciones de segundo al mando del M-19.
En la Picota me hice amigo de todos los oficiales. Cualquier día con Helmer Marín, frente a todo el mundo, en treinta segundos, dizfrasados de militares, nos volamos atravesando seis puertas.
Tras la muerte de Bateman, Ospina heredó la jefatura del grupo guerrillero y como tal, celebró en Madrid una entrevista con el presidente Betancur, de la que saldrían los acuerdos de tregua de 1984. En diciembre del mismo año, fue relevado por Álvaro Fayad.
En la madrugada del 28 de agosto de 1985 durante una operación, en la cual participaron fuerzas conjuntas de la III Brigada del Ejército, del DAS, del GOES y de la Policía Metropolitana de Cali (más de quinientos hombres, o cerca de mil, según versiones) y después de varias horas de combate, muere Ivan Marino Ospina junto con Gerardo Ospina, su guardaespaldas. Su hijo Jorge Iván Ospina, en aquel entonces menor de edad, resultó herido.
Dialogos tomados del libro Siembra vientos y recogerás tempestades. Autora Patricia Lara. Editorial Planeta 1991